Letras engañosas. 6 ejemplos muy dolorosos.
Esa canción en inglés parece muy alegre, ¿pero qué dice en realidad la letra?
Hace ya unos cuantos años tuve que soportar un momento particularmente estremecedor en la boda de un amigo. Los que me conocéis ya imaginaréis que no fue por razones sentimentales, sino por motivos más inquietantes, y en este caso, musicales. El caso es que la feliz pareja decidió sorprendernos con un baile de novios al ritmo de un baladón cuyos versos iniciales rezan:
Cada vez que respiras
Cada movimiento que haces
Cada lazo que rompes
Cada paso que das
Te estaré vigilando
Mientras los demás invitados (no percibí mi cara de espanto en nadie más) soltaban alguna lagrimilla con la bella tonada, yo no podía dejar de espantarme ante la escena: una hermosa y joven pareja brindando su amor al mundo al ritmo de una canción que, evidentemente, está escrita desde el punto de vista de un acosador sexual.
La canción, muchos lo habréis adivinado, es Every Breath You Take de The Police, un clásico en las recopilaciones The Power of Love, esas que la gente compraba llamando a un 806 cuando en realidad lo que la canción pedía era llamar al 016.
En fin, en Camonclass siempre hemos usado las canciones como un material fantástico para aprender nuevos idiomas. Son divertidas, se pueden escuchar en cualquier momento y, ahora con Spotify y ese simpático botoncito que pone Letras (abajo del todo, ¿lo veis?) yo diría que se trata de un ejercicio casi obligatorio para cualquiera que esté aprendiendo una segunda lengua, ¡y más aún si está decidiendo qué canción usar para el baile de su boda!
Al hilo de esta anécdota he recopilado un par de canciones, todas ellas muy populares, poseedoras de melodías y letras asombrosamente engañosas. En concreto, aquí os dejo con algunos ejemplos de canciones aparentemente alegres pero con unas letras más inquietantes que Donald Trump saliendo de una sauna. Espero que las disfrutéis y que recordéis que en Camonclass os ofrecemos unas estupendas clases de idiomas que os permitirán entender las letras de Bob Dylan y poder presumir de que os gusta el bardo de Minnesota sin caer en el mero postureo. La maravillosa web de Camonclass, aquí.
Paul Simon: You Can Call Me Al. Graceland.
En 1986 Paul Simon contrató a golpe de talonario a un all-star de músicos africanos y realizó un maravilloso ejercicio de explotación del legado africano que llamó Graceland. En él se podían escuchar joyas como este tema, de música saltarina y juguetona, pero con una letra bastante malrollera sobre la crisis de la mediana edad. Te meto a Chevy Chase y me pongo existencialista, ahí, jugando al desconcierto.
Foster The People: Pumped Up Kids. Torches.
Otro jitazo megatarareable de 2011 que en realidad cuenta las fantasías homicidas de un joven sociópata. La letra llega a su colofón en un estribillo en el que el prota aconseja a sus compañeros del instituto “correr más rápido que sus balas”. Por lo menos el chico avisa.
Kiss: Detroit Rock City. Destroyer.
Otra canción que transmite buen rollo instantáneo, además más jevi que una sopa de hachas. Luego te fijas en la letra y resulta que va de un fan que de camino a un concierto de Kiss se empotra contra un camión. Y se te quitan las ganas de headbanguear.
Outkast: Hey Ya! Speakerboxxx/The Love Below.
Pues sí, como podéis imaginar, la canción más alegre de los últimos 15 años es en realidad la crónica de la aceptación de una ruptura sentimental. Hay que admitir que el vídeo también engañaba bastante.
The Weeknd: Can’t Feel My Face. Beauty Behind the Madness.
Esta seguro que la has bailado hace poco. Y no lo digo porque tenga dotes adivinatorias, sino porque las casi 500 millones de escuchas en Spotify que tiene hacen que casi nadie haya escapado de su irresistible influencia. Seguro que hasta tu madre la ha bailado. Lo que no es tan seguro es que sepa que la canción va de ponerse como las Grecas de ketamina. Que la ketamina sea un potente anestésico y que la canción repita 10 veces “no me siento la cara” puede considerarse una buena pista para llegar a esta interpretación de la letra. Eso y que el artista lo ha admitido, claro.
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