Cómo funcionan los puntos por cursos en oposiciones.

8 julio, 2016 Alex Marti

Junto con el examen, nuestra opción más valiosa para acercarnos a nuestro objetivo.

Seguro que alguna vez te has planteado presentarte a una oposición. En tiempos de crisis o incertidumbre un empleo público constituye una auténtica garantía de seguridad, y eso por no hablar de otras ventajas como los horarios, las posibilidades de promoción interna y unas facilidades y permisos para conciliar siempre por delante de las que se nos ofrecen en el sector privado; y eso por no hablar de la satisfacción de servir y hacer la vida más fácil a los demás (sí, creemos en lo público; qué le vamos a hacer).

Solo hay un problema: opositar es muy duro. No solo has de competir contigo mismo; también con otros aspirantes que tienen las mismas ganas y reservas de esfuerzo que tú. Además, con la crisis se han reducido el número de convocatorias y aumentado el de opositores, así que la competencia, ya de por sí feroz, ha puesto el listón a unas alturas difíciles de imaginar hasta ahora: con los puntos que hace unos años se conseguía un empleo público sin problemas, ahora tienes suerte si haces sustituciones desde la bolsa de trabajo en verano.

En otras palabras: que ya no basta con estudiar. Aunque el estudio siga siendo la base de todo, necesitamos un plus que nos distancie; y ese plus, en el sistema de concurso-oposición (que es con el que se convocan casi todos los procesos en España) tenemos que cubrirlo con los méritos. Méritos que, al contrario de lo que habitualmente se piensa, no se corresponden, únicamente, con el tiempo trabajado.

¿Cómo funcionan las oposiciones en España?

En nuestro país tenemos, básicamente, 3 tipos de convocatorias: concurso, oposición y concurso-oposición. Las entidades que convocan son también tres: la administración general del estado, las comunidades autónomas y las entidades locales (ayuntamientos y diputaciones), ya sea directamente, o por medio de otros organismos públicos (ejemplo: un servicio de salud).

Los procesos de oposición consisten solamente en uno o varios exámenes y/o pruebas: entran quienes mejores notas sacan, sin más. Hacen uso de este tipo de procedimientos, por ejemplo, Instituciones Penitenciarias. Las convocatorias para funcionario de prisiones (así como para justicia o policía nacional) son, además, estatales: te presentes donde te presentes, puede tocarte trabajar en cualquier parte del territorio nacional.

En los concursos, en cambio, solo cuentan los méritos. Los concursos habitualmente se convocan para puestos muy concretos, para la administración local, o bien para que la gente que ya tiene una plaza pueda optar a un traslado.

El proceso más habitual en España es el de concurso-oposición. Además, con él se convoca la práctica totalidad de las plazas en educación y sanidad, que son, también, las administraciones que más puestos de trabajo ofertan en nuestro país.

¿Cómo sé en qué oposición tengo más posibilidades?

Solo hay un truco si no queremos llevarnos un a engaño cuando ya sea demasiado tarde, y consiste en leer las ofertas y convocatorias.

Las ofertas son una mera declaración de intenciones: una administración se compromete a convocar un proceso selectivo para cubrir X plazas de una categoría profesional. Todavía no sabemos ni cuándo lo hará ni cuál será el temario, así que, si vamos a empezar a estudiar, deberemos hacerlo en base al que hubo en la convocatoria anterior. De hecho, y dado que entre la convocatoria y la fecha del examen a veces solo transcurren unos meses, todas las academias que preparan oposiciones lo hacen de esta manera.

En cuanto a la distribución de puntos entre oposición y concurso y la propia subdivisión dentro de los méritos, también deberemos estar atentos a estas ofertas y convocatorias. Hay administraciones que tienen normas reguladoras generales por las que han de regirse todas, con lo cual, no es necesario que esperemos hasta que se produzcan para ver cómo se hace esta distribución.

Es importantísimo que analicemos bien todo esto para evitar sustos de última hora. También que leamos los resultados de los anteriores procesos: cuántas plazas se convocaron, cuánta gente se presentó y con qué puntuación se consiguió plaza. Hoy en día, con internet, toda esta información la tenemos a solo unos clics de distancia, y casi siempre, además, en las mismas webs del organismo que convoca. Puede que el lenguaje nos resulte un poco farragoso al principio, pero más vale que nos acostumbremos: un grueso muy importante del temario de las oposiciones son normas legales, y cuanto antes nos hagamos a este tipo de textos, mucho mejor.

¿Qué méritos hay y cómo puntúan? Un ejemplo arquetípico.

Como ya hemos dicho más arriba, en España el proceso más frecuente es el concurso-oposición. En este sistema un porcentaje de la puntuación final se obtiene con la nota del examen y el resto (muchas veces hasta la mitad) con los méritos obtenidos a fecha de la convocatoria. Es decir: si en el examen sacas un 9, ni siquiera has obtenido la mitad de la puntuación máxima.

Vamos a ilustrar lo que sería un sistema de concurso-oposición típico con un ejemplo sacado de la realidad: la última convocatoria (2011) para auxiliar administrativo en la Agencia Valenciana de Salud. La hemos elegido porque la administración sanitaria es la que más plazas convoca en España y también porque, con variaciones mínimas es, en el reparto de puntos, prácticamente similar al resto de procesos de estas características que se celebran nuestro país.

En esta convocatoria, sobre un máximo de 200 puntos, 100 correspondían al examen y los otros 100 a la fase de concurso. A su vez, la fase de oposición de dividía en dos pruebas, cada una de ellas de 50 puntos; siendo, además, la primera de ellas eliminatoria: si no la aprobabas, no podías hacer la segunda.

En cuanto a la fase de concurso, el total de 100 puntos se dividía en tres bloques:

1: El correspondiente al tiempo trabajado anteriormente en la administración: hasta 45 puntos; valorándose más el trabajado en instituciones sanitarias, y dentro de este, el realizado en la misma categoría profesional: 0,30 puntos por mes. Como podéis ver, conseguir una cantidad respetable cuesta sangre y sudor. Y no: el tiempo trabajado en instituciones sanitarias privadas no vale absolutamente de nada.

2: Conocimiento de valenciano, hasta 5 puntos. Desde dos puntos por el certificado de conocimientos orales (el equivalente a un A2) hasta 5 por el certificado de nivel superior (C2). No puntúa el conocimiento de ninguna otra lengua.

3: Formación. Hasta 50 puntos. Este bloque se subdivide, a su vez, en otros tres:

A) Por una parte tenemos los puntos por cursos directamente relacionados con la categoría a la que se opta (hasta 35). Son los más valorados, con un máximo de 4 puntos si duran más de 100 horas, y 0,25 si se quedan en el mínimo de entre 10 y 15.

B) Por otra, están los cursos relacionados con la formación de los empleados públicos en general. Con este tipo de formación pueden acumularse un máximo de 10 puntos: 2 por los cursos de 100 o más horas, y así, bajando en la tabla, hasta 0,10 por los de entre 10 y 15.

C) Los 5 puntos restantes de las actividades formativas quedaban reservados para las actividades docentes y/o científicas, investigaciones, publicaciones en medios nacionales e internacionales, etcétera.

Puntos por cursos en oposiciones: ¿Por qué son tan importantes?

Comparemos: hacer un curso de 100 horas nos reportaría 4 puntos. Si lo equiparamos a tiempo trabajado (0,3 puntos por mes), es el equivalente a trabajar durante 13 meses ininterrumpidos, y eso, por supuesto, si tenemos la suerte de que nos llamen para hacerlo. Y es que hacer cursos depende de nosotros, pero el tiempo trabajado, no.

Pero hay, a la hora de comprobar la importancia de los puntos por cursos en oposiciones, otra comparación todavía más lapidaria. Pensemos que del total de puntos máximos por formación, que son 50, cubrimos solo la mitad, 25: equivaldría, en puntos, a la diferencia entre sacar un 5 o un 7,5 en el examen. Sí, es lo que parece: todo un mundo.

¿Valen todos los cursos?

No. Los cursos que se bareman quedan, en última instancia, a criterio del tribunal, y el tribunal, para no pillarse los dedos, suele puntuar, solamente, cursos de organismos oficiales (administraciones públicas y universidades) u homologados por estas. O sea, que si vas a hacer cursos, mucho cuidado con los que escoges, porque lo más barato, en esto como en todo, no siempre es lo mejor. Si quieres estar seguro de que te lo van a baremar, haz cursos que incluyan un título que puedas adjuntar cuando presentes los méritos, sellados y firmados por el rector de una universidad o por el responsable de una institución pública. Si no, ten presente que tu inversión puede, al final, quedarse en nada.

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