Alergias alimentarias y hostelería: obligaciones.
¿Está preparado tu negocio para adaptarse a la normativa española y europea?
En 2011 la Unión Europea, a través de uno de sus Reglamentos (UE 1169/2011) , decretó que todos los establecimientos de hostelería deberían dar información escrita sobre los ingredientes alérgenos contenidos en cada uno de sus platos. Tal obligación se hacía extensible a los establecimientos donde se vendan alimentos a granel -panaderías, supermercados, tiendas de barrio- y ha sido, posteriormente, desarrollada en España en el Real Decreto 126/2015. Esta norma establece, además, sanciones para su incumplimiento que van desde los 5.000 hasta los 600.000 euros.
Los 14 alimentos alérgenos.
El citado Reglamento UE 1169/2011 declara como alimentos potencialmente alérgenos y de obligada declaración los siguientes:
1. Cereales que contengan gluten, a saber: trigo, centeno, cebada, avena, espelta, kamut o sus variedades híbridas y productos derivados.
2. Crustáceos y productos a base de crustáceos.
3. Huevos y productos a base de huevo.
4. Pescado y productos a base de pescado.
5. Cacahuetes y productos a base de cacahuetes.
6. Soja y productos a base de soja.
7. Leche y sus derivados (incluida la lactosa).
8. Frutos de cáscara, es decir: almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, nueces de Brasil, alfóncigos (pistachos), nueces macadamia o nueces de Australia y productos derivados.
10. Mostaza y productos derivados.
11. Granos de sésamo y productos a base de granos de sésamo.
12. Dióxido de azufre y sulfitos en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/litro en términos de SO2 total, para los productos listos para el consumo o reconstituidos conforme a las instrucciones del fabricante.
13. Altramuces y productos a base de altramuces.
14. Moluscos y productos a base de moluscos.
¿Cómo hay que dar la información?
Al menos, en una de estas formas:
- Mediante la indicación en cartas, menús o pizarras.
- Mediante cartelería visible y cercana a los productos en venta.
- Oralmente. Aunque también deberé indicar por escrito y de forma visible que dispongo de la misma información escrita; así como dónde y a quién se le debe reclamar.
Toda esta información se ha de ofrecer sin ningún coste al consumidor y antes del momento de la venta. Es una obligación que recae exclusivamente sobre el establecimiento que vende los productos.
Esto nos obliga a llevar un control exhaustivo no ya solo de los alimentos, sino también de los productos manufacturados con que confeccionamos nuestros platos. Además debemos vigilar las contaminaciones cruzadas -transferencias por contacto- de unos alimentos a otros. Dicho de otra manera: con las alergias alimentarias hay que ser cuidadoso y extremar las precauciones
Mucho más que sanciones.
Como hemos visto, partir de ahora, el consumidor dispondrá de una información clara, precisa e inmediata sobre la presencia de sustancias alérgenas en cada alimento al que tenga acceso. Con lo cual, es de esperar que acabe optando por aquellos establecimientos donde haya una oferta atractiva y variada de alimentos adaptados a su dieta.
Se estima que las alergias afectan a alrededor de un 17% de la población europea. Sumémosle a esta cifra los familiares, amigos o compañeros de trabajo que puedan depender de su decisión para elegir un sitio donde comer. ¿Vamos a regalarle este valioso nicho de mercado a nuestra competencia?
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